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Estos versos nos muestran claramente que la fe es la fundación de una relación con Dios. Si nuestra meta es conocerle y agradarle, debemos creer lo que Él ha revelado sobre Si mismo. Una revelación importante que encontramos aquí y a través de las Escrituras, es que Dios “remunera a los que le buscan”. El nos invita, no sólo a creer que El existe, sino también que El está llamándonos constantemente a una más profunda, más intima y recompensante vida en El. A pesar de que no podemos verle, la fe nos asegura que vale la pena el esfuerzo de buscar al Señor diligentemente a través de la oración y del ayuno.
Esta ha sido la experiencia de grandes hombres y mujeres de Dios a través de los siglos – fe, oración y ayuno trabajando juntos mientras nos acercamos a Dios. Andrew Murray, denotado líder misionero y escritor devocional, lo sumariza de esta manera:
"La fe necesita de una vida de oración en la cual pueda crecer y mantenerse fuerte... La oración necesita del ayuno para su mayor crecimiento y perfección. La oración es la mano con la que asimos lo invisible; el ayuno es la otra mano con la cual soltamos y alejamos lo visible."
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El Apóstol Pedro escribe: Ustedes lo aman a pesar de no haberlo visto; y aunque no lo ven ahora, creen en él y se alegran con un gozo indescriptible y glorioso, (1 Pedro 1:8). Existe una bendición inimaginable en una vida de fe que deja de lado lo visible y abraza a Dios invisible y glorioso.
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Oración:
Señor, vivimos constantemente nuestras vidas llevándonos por lo visible y no por la fe. Enséñanos a creer en Ti y a seguirte con fe sinceramente. Enséñanos a dejar de lado lo visible y a entrar en el gozo glorioso e inexplicable que se encuentra sólo en Ti En el nombre de Jesús. Amén.
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